Si pensamos en la sexta dimensión, entonces añadimos una línea más a la quinta dimensión. Y tenemos algo así como un tiempo tridimensional. Es decir, hemos añadido un grado de libertad más, así que ahora ya no solo nos podríamos mover a nuestras anchas por un plano temporal, sino que podríamos estar viviendo dos futuros (o dos pasados o dos presentes) diferentes al mismo tiempo. Una persona hexadimensional, por ejemplo, estaría en la guardería y casándose al mismo tiempo.
Podemos imaginar ahora que nuestra bifurcación temporal se encuentra muy muy atrás en el tiempo. Tal vez en la Grecia clásica. Tal vez en el Jurásico. Tal vez antes de que se formara el Sistema Solar. O tal vez pocos segundos después del Big Bang. Para ir de una línea temporal a otra, necesitamos una dimensión adicional: la sexta dimensión.
Así, viajando por la sexta dimensión podríamos tomar «atajos» entre líneas temporales, o incluso a través de la nuestra. Podríamos desplazarnos a un universo en el que fuéramos multimillonarios, sin necesidad de retroceder en el tiempo y buscar la bifurcación adecuada.
Recapitulando desde un principio dimensional, hemos imaginado la cuarta, quinta y sexta dimensión de forma análoga a la primera segunda y tercera: una línea, una bifurcación, un pliegue.
Invito a todos a leer el post de Matías con el tema del día
Finalmente, aliento a cada uno a reflexionar sobre el concepto del día. Nadie más que nosotros podemos resignificar nuestro propio ser