Con frecuencia se ha señalado, como una de las características de la persona en cuanto tal, la posibilidad de trascender de sí mismo hacia valores superiores. Por ello se ha hecho notar que la posibilidad y el hecho de la transcendencia constituyen el valor esencial de la persona humana.
En la filosofía aristotélico-tomista se ha aplicado en estos sentidos: Transcendente es que esta más allá de todas las categorías y conceptos. En este sentido se aplica al ser y a sus atributos esenciales. 5e llaman transcendentales aquellos conceptos que tienen esta cualidad: ser, verdadero, uno, bueno, algo, cosa. Estos son conceptos universalísimos, y por ello mismo se dice que están sobre o más allá de todos los conceptos o categorías de la realidad. «Transcendencia» en este sentido significa la «universalidad» absoluta.
En la psicología y filosofía contemporáneas, transcendencia es el hecho de transcender, pero se aplica también a la cosa que transciende y ha transcendido, tomando la relación por el punto de partida o por el término de llegada.
La persona humana no puede bastarse a sí misma, se encuentra en una continua inseguridad en el ser, amenazada continuamente por Ia nada y por la muerte, frente al vacío de perturbar el orden moral. La instancia represora no es ya, como Freud creía, una superestructura de origen puramente social, que oprime las fuerzas autóctonas del psiquismo humano. La tensión emana de la fuerza más positiva y más constructiva del hombre. Este es el dinamismo que tiende a transcender, por Ia realización de potencialidades específicamente humanas, el proceso de desarrollo automático del organismo psicofisiológico.
Su influencia es directamente constructiva. De ahí nace ese estado de angustia, de ahí también la tendencia innata de buscar la seguridad para su ser, fuera de su ser. Pero esta búsqueda de lo transcendente la realiza la persona no dirigiéndose simplemente a lo exterior y olvidándose de sí (en este caso se perdería a sí mismo en las cosas exteriores: existencia perdida), sino precisamente en relación con su misma esencia, inmanencia e interioridad. La relación con su interior es precisamente el punto de partida para llegar a la transcendencia. Es decir: por Ia interioridad, o por Ia inmanencia es por donde la persona busca su salida hacia la transcendencia.
Invito a todos a leer el post de Matías con el tema del día
Finalmente, aliento a cada uno a reflexionar sobre el concepto del día. Nadie más que nosotros podemos resignificar nuestro propio ser