La poesía es tanto conocimiento sensible como racional. Ya Parménides lo avala con su poema de la naturaleza (cf. Eggers Lan 475-476) donde expone sus ideas en verso. Homero nos introduce en el conocimiento de los dioses, es decir, en la mitología griega, y nos habla tanto de pasiones divinas como de pasiones humanas. La poesía nos entrega la conciencia y el lenguaje, y por lo mismo, el pensamiento.
Abordar la poesía desde el punto de vista filosófico y literario requiere un pequeño rodeo por lo que significa “expresión”. Como expresión, la poesía es posibilidad de encuentro entre el género y la idea ya que es allí donde se manifiesta el pensamiento. La expresión dentro de la obra poética tiene como propósito entablar un diálogo con el ámbito literario, en este caso, el sapiencial, el lenguaje poético. La poesía es, pues, un ámbito particularmente revelador de la creación literaria ya que cumple una función muy concreta dentro de la existencia humana, y esto cuando el hombre la adopta como uno de los modos de “reaccionar” de esta existencia frente a la realidad que la circunda.
El lenguaje poético, como reacción del espíritu, no necesariamente está catalogado como verdadero o falso, puesto que no es un lenguaje unívoco, aunque el lenguaje de la metáfora, del símbolo, en general el lenguaje analógico, está del lado de la conjetura con respecto a la realidad (cf. Ricoeur 2008 50); y allí sí podemos afirmar que hay mejores conjeturas que otras, que hay mejores poemas que otros en tanto que unos nombran mejor la realidad y permiten ampliar el horizonte de comprensión de un determinado fenómeno, acontecimiento o realidad vinculante de lo humano, y otros no logran penetrar ni explicar lo más profundo de la condición humana.
Desde los griegos, se usó el término “poética” para designar la doctrina relativa a todo hacer –a diferencia, por ejemplo, de la “noética”, que designaba la doctrina relativa a todo pensar, doctrina del pensamiento o de la inteligencia–. Emilio Lledó Iñigo (2008) considera la poética como aquel “crear” y luego “representar algo o representar a alguien (artísticamente)”. Más específicamente, el término poética significó “crear algo con la palabra”: lo así creado es el “el poema”. El acto o proceso de tal creación es la “la poesía” que a veces designó el conjunto de una obra poética, a diferencia del “poema” que designaba parte de tal obra.
Invito a todos a leer el post de Matías con el tema del día
Finalmente, aliento a cada uno a reflexionar sobre el concepto del día. Nadie más que nosotros podemos resignificar nuestro propio ser