El agua es el elemento que mejor caracteriza nuestra humanidad y a nuestro planeta. No en vano nuestro planeta Tierra está cubierto en su superficie por un 70% de agua y nuestro cuerpo en un 70% es agua. Este elemento de la naturaleza es cambiante, enseñándonos que todo se transforma. El agua fluye, suaviza, da forma, se adapta. Es el elemento más receptivo de todos, ya que no posee forma propia y es capaz de contornear y salvar casi todos los obstáculos.
Nos enseña a confiar en que todo ciclo vital se cumple y que cumpliremos el nuestro. Su fluidez nos habla de disponibilidad, entrega, gratitud y agradecimiento. El agua está íntimamente relacionada con la energía vital y la vida. Donde no hay agua no hay vida. En los desiertos, cuando cae el agua vuelve la vida; cuando en nuestro cuerpo vuelve a circular el agua y no se estanca, no se retiene, vuelve la vida y la salud.
El agua está directamente relacionada con el mundo de las emociones, los instintos, la empatía, la vulnerabilidad… Si este elemento está equilibrado en nosotros nos sentimos a gusto con nuestra vida, con nuestro entorno. Si tenemos un exceso de agua podemos ser demasiado emotivos y vivir continuamente bajo la influencia del tsunami de las emociones. Sin embargo, un déficit de este elemento puede conducirnos a sentir una sensación general de malestar y a sentirnos alejados del mundo de las emociones
Invito a todos a leer el post del día
Finalmente, aliento a cada uno a reflexionar sobre el concepto del día. Nadie más que nosotros podemos resignificar nuestro propio ser