# 291 – YO SOY CANAL ENTRE ESPIRITUS – YO SOY TEMPLO

MES – TAURO

SEMANA – FISICA

CHACRA – CORONA

Iniciamos nuestro día en el chacra Corona, en la semana Física de la energía de Tauro, y siendo origen en el Universo, donde somos el inicio de todo, nos convertimos en guardianes del universo, en el que somos hogar de nuestro ser, para transformarnos en el canal entre espíritus, y por el que se plasma el concepto del día: Templo.

Y nos preguntamos: a qué consideramos templo? A las construcciones donde se congregan personas de diferentes religiones? Solo sirve un templo para orar? Para purificar los pecados cometidos? Para escuchar al cura, pastor, monje, en pleitesía? Solemos visitar templos? No vamos nunca? Por qué?

Los templos fueron y en cierta forma siguen siendo, lugares muy característicos, muy bellos, donde hay una energía especial, espiritual, que busca congregar a personas para que puedan acercarse a Dios, a la deidad elegida, y honrarlos, a la vez de solicitarles protección, amor, perdón por los actos cometidos, y orientar para poder transitar un sendero de vida digno, feliz, exitoso, a partir de cumplir con las consignas que quienes dirigen esos templos, establezcan hacia nosotros.

En estos templos, está la fuerza de la congregación, el poder del sacerdote, pastor, maestro, que, por cercanía a Dios, tiene la potestad de guiar y orientar a todos aquellos que necesiten de ello. Está pues, en el propio equilibrio del maestro, en la buena orientación de todos aquellos que lo sigan fielmente y cumplan con las consignas que profese.

Y en este día, en esta energía de Tauro, ubicamos al Templo del cual estamos presentando, como todo lo que nos hace, nos representa y nos determina ser. Así pues, el templo del que estamos hablando es nuestro propio cuerpo, con todo lo que ello representa, más el agregado de nuestras emociones y nuestra mente, es decir, el espíritu presente en nosotros. Todo este perfecto combo es el Templo en el que estamos cada día que vivimos en esta tercera dimensión.

Y como todo Templo, debemos cuidarlo, pues nosotros somos sus dueños y nadie más. Entonces, debe estar perfectamente fuerte, con bases sólidas, con una construcción firme, y realizando el mantenimiento necesario para que esté reluciente, limpio, y brilloso. Estará fortalecido por nuestras emociones, y será dirigido por nuestra mente, el maestro de todo el templo que hemos creado.

Entonces, solo nuestro cuerpo, alma y espíritu serán capaces de trabajar mancomunadamente para que el templo que formamos exponga todo su esplendor, genere luz y brillo alrededor, y permite mostrar al verdadero ser que somos. También, y dependiendo del tipo de vida que llevamos, de la elección que tomemos para transitar nuestro sendero, podrá ser un lugar sin base, sin buena estructura, hueco y poco reluciente, con altas probabilidades de desplomarse cada día, ante los peligros que representa el descuidarlo, el no honrarlo, el abandonarlo.

Nuestra vida en esta tercera dimensión puede personificarse en que Templo buscamos ser. Y por supuesto que esa elección es nuestra. Pero, una vez que elegimos, también debemos ser coherentes, debemos ser conscientes de lo que hemos elegido, responsables, y trabajar cada día para serlo. No es solo cuestión de elegir, sino que es cuestión de ser responsables de esa elección, y poner la intención y voluntad de continuar cada día, con perseverancia, manteniendo la elección tomada.

Y meditando cada día, encontraremos esa escucha que nos indicará que el templo que somos debemos venerarlo, honrarlo, limpiarlo, pulirlo, encerarlo, darle brillo, nutrirlo, energizarlo, enfocando el centro, nuestro ser, y siguiendo los designios que nuestra esencia ha establecido para nuestro sendero de vida. Y seremos nosotros mismos, y a través de todo esto, el templo el cual somos será el más bello, el más fuerte y el más seguro en el que podremos estar. Pues somos nosotros mismos, en total plenitud de nuestro ser.

Es por ello por lo que, en este día, honramos al templo que formamos, a los cimientos y la construcción que hacen a nuestro ser, a los espacios que nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestro espíritu ocupan, y a la plenitud que nos brinda su honra, su mantenimiento y su limpieza cada día, como herramienta fundamental para poder alcanzar todo lo que hemos definido poder trabajar en nuestro camino de vida, aquí y ahora.

Finalizado el ejercicio, invito a todos a realizar la meditación del día

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