La gestión de los ríos en los países desarrollados se enfoca fundamentalmente en la restauración ecológica, mientras en los países en vías de desarrollo, no se está haciendo un uso sostenible de la mayor parte de los cursos fluviales. En este sentido, se aprecia que existe un problema general marcado por el deterioro ambiental y el incremento de los riesgos debido a las tasas de cambio de uso del suelo y el crecimiento de la población. El espacio fluvial o territorio fluvial que ha sido modelado por el río con su propia dinámica se ha desaprovechado, y en parte ocupado por el hombre, sin su correcta valoración, esto conlleva a una reducción progresiva del mismo y, en consecuencia, una disminución de los servicios ecológicos que ellos nos proporcionan.
El cambio climático previsto puede aumentar y ampliar estos riesgos a través de su potencial para alterar las precipitaciones, la temperatura del aire y los patrones de escorrentía, así como afectar las comunidades biológicas y romper los vínculos ecológicos en cualquier lugar (Palmer, Lettenmaier, Poff, Postel, Richter et Warner, 2009). El espacio fluvial es el territorio que le pertenece al río para su correcto funcionamiento, debe ser preservado tanto para mantener su régimen de corrientes como para “acomodar” sus avenidas periódicas y extraordinarias, con el fin último de mantener su buen estado ecológico. Este espacio no solamente incluye el cauce con sus aguas corrientes permanentes o esporádicas y subterráneas sino las márgenes, las riberas, y fundamentalmente la llanura de inundación. El valor de las llanuras de inundación para la sociedad es de tal magnitud que se requiere un conocimiento profundo de los procesos que controlan la dinámica de los sistemas fluviales.
El estudio de los ríos y otros cursos de agua, de una manera clásica, se ha fundamentado en una aproximación unidireccional, de la cabecera a la desembocadura (de la cuenca vertiente a la red hidrográfica. Los cursos de agua son principalmente sistemas fluviales complejos compuestos de unidades espaciales interconectadas e interdependientes (el cauce del río, la llanura de inundación, el acuífero aluvial y los anexos hidráulicos o humedales) cuyo origen, estructura y evolución están íntimamente ligadas a la dinámica del río pasada y actual.
El concepto interdisciplinario de “hidrosistema” se desarrolló en Francia entre los años 1978 y 1993 con las investigaciones interdisciplinarias sobre grandes ríos (Bravard, 2012), principalmente en la Universidad de Lyon bajo el impulso del geógrafo Jean-Paul Bravard y del biólogo Guy Pautou de Grenoble pero también de Claude Amoros y Geofrey E. Petts de Paris (Galochet, 2009). Siguió en breve al del «sistema fluvial» de Schumm (Universidad de Colorado, 1977), de naturaleza geomorfológica, ahora vocabulario común para científicos y gerentes (Bravard, 2012). Este concepto ha proporcionado un marco para evaluar las complejas interacciones de procesos hidrológicos, geomorfológicos y bióticos que se presentan, actuando en tres dimensiones sobre un rango de escala de tiempo. Desde entonces se puede considerar este conjunto funcional como un sistema con sus interacciones: el hidrosistema fluvial.
Invito a todos a leer el post de Matias con el tema del día
Finalmente, aliento a cada uno a reflexionar sobre el concepto del día. Nadie más que nosotros podemos resignificar nuestro propio ser